Año Nuevo Lunar chino 2024
La cultura china siempre ha tejido su mirada con hilos de sabiduría, distinguiéndose por su profunda conexión con el mundo interior y la armonía de la naturaleza. En lugar de desafiarla, optan por danzar en sincronía con sus ritmos, dejando que el flujo vital del universo les guíe suavemente.
En el telar del tiempo, los chinos tienen un calendario distinto del occidental, un sistema que utiliza los cinco elementos primordiales: madera, fuego, tierra, metal y agua, entrelazados con los doce animales del zodíaco chino: rata, buey, tigre, conejo, dragón, serpiente, caballo, cabra, mono, gallo, perro y cerdo. En el país asiático despiden al Conejo de Agua para dar la bienvenida al majestuoso Dragón de Madera el 10 de febrero. Un símbolo venerado que encarna la fuerza, el valor, la sabiduría y el éxito según la tradición ancestral. El año 2024 despliega sus alas, invitando a las mujeres a bailar con un papel protagonista. La energía Yang, racional, activa, expansiva, veloz y luminosa como el sol, predominará en la escena este año.
Todos los seres, desde los humanos hasta los árboles, los animales, las montañas y los mares, respiran en la eterna danza del Yin y el Yang, entrelazando su luz y su sombra, creando la sinfonía de la vida. Imagina el momento en que una ola se prepara para romper; en ese instante, está siendo acariciada por la cálida luz del sol mientras se expande majestuosamente sobre el mar. En ese poderoso flujo predomina la energía yang, que la impregna de vitalidad y fuerza. Pero justo cuando la ola alcanza su clímax y se estrella contra la orilla, ocurre algo mágico, se transforma, incorporando la energía yin. En ese fugaz instante, la ola refleja la dualidad del universo, manifestando su armonía en la colisión entre dos energías complementarias.
Aunque este año tendrá una energía de empoderamiento muy fuerte en la que las mujeres tendremos el deseo de actuar, de llevar a cabo nuestras metas y deseos más profundos, y de expandir nuestro lado Yang, es importante mantener el equilibrio y seguir alimentando nuestro lado Yin. El Yin se relaciona con la pasividad, la receptividad y la capacidad de permitir que las cosas sucedan a su propio tiempo y ritmo, así como con tomarse tiempos de descanso, mirar hacia dentro y encontrar la serenidad en medio del caos, seguir la intuición, expresar los sentimientos, cuidar la mente, el cuerpo y el espíritu.
Esta energía emergente transmite un mensaje profundamente significativo: no hay un único camino correcto, ni una única forma de vivir, sino múltiples posibilidades. En nuestras manos está el poder de reinventarnos y dar nueva forma a nuestras vidas.
En estos tiempos turbulentos, la comunidad emerge como un amuleto sagrado que ofrece orientación, apoyo y un arraigo inestimable. En un mundo que se mueve tan rápido, con el crecimiento acelerado de la tecnología que nos conecta y desconecta al mismo tiempo, recuerda cultivar un espacio que te ofrezca refugio, calidez y confort, ese nicho de conexiones donde puedas compartir, sanar, amar y ser parte de algo más. Un concepto que va de la mano y estará presente este año es la colaboración; ¿qué puedes aportar al mundo y a la vida de los demás? ¿Qué es lo más amoroso que puedes hacer hoy por ti, por el mundo y por la humanidad?
Muchas veces podemos colaborar realizando pequeñas acciones, desde saludar al portero del edificio donde vives, sonreír a un desconocido, estar abierto a nuevas ideas y aceptar a los demás. La colaboración es un acto de conexión, creación y crecimiento y es un recordatorio de que cuando nos apoyamos unos a otros, somos más fuertes y cuando reconocemos y valoramos a cada ser humano, construimos un mundo con sentido. Al final del día, todos dormimos bajo el mismo cielo iluminados por la luz de la luna y flotando en el Universo.
La relación entre el ciclo lunar y el ciclo solar es fundamental para comprender la cosmología china y su relación con el tiempo y el espacio. Los años chinos están marcados por el calendario lunisolar, reflejando así la conexión con nuestra propia naturaleza y el vínculo entre la humanidad y el universo. El calendario solar, que estamos acostumbrados a utilizar a diario, está asociado a la órbita de la Tierra alrededor del Sol, mientras que el calendario lunisolar está vinculado a las fases de la Luna. Según el ciclo lunar, el Año del Dragón comienza el 10 de febrero, aunque las festividades empezaron antes, y la energía solar se manifestó desde el 4 de febrero.
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La cultura china siempre ha tejido su mirada con hilos de sabiduría, distinguiéndose por su profunda conexión con el mundo interior y la armonía de la naturaleza. En lugar de desafiarla, optan por danzar en sincronía con sus ritmos, permitiendo que el flujo vital del universo los guíe suavemente. En el telar del tiempo, los chinos tienen un calendario distinto al del Occidente, un sistema utilizando los cinco elementos primordiales: madera, fuego, tierra, metal y agua, entrelazados con los doce animales del horóscopo chino: rata, buey, tigre, conejo, dragón, serpiente, caballo, cabra, mono, gallo, perro y cerdo.
En el país asiático, despiden al Conejo de Agua para dar la bienvenida al majestuoso Dragón de Madera el 4 de febrero. Un símbolo venerado que encarna la fuerza, la valentía, la sabiduría y el éxito según la ancestral tradición. El año 2024 despliega sus alas, invitando a la mujer a danzar en un papel protagónico. La energía Yang que es racional, activa, expansiva, veloz, luminosa como el Sol, predominara en la escena de este año.
Todos los seres, desde los humanos hasta los árboles, los animales, las montañas y los mares, respiran en la danza eterna del Yin y el Yang, entrelazando su luz y sombra, creando la sinfonía de la vida. Imagina el momento en que una ola se prepara para romper, en ese instante, está siendo acariciada por la cálida luz del sol, mientras se expande majestuosamente sobre el mar. En ese poderoso fluir, la energía Yang predomina, impregnándola de vitalidad y fuerza. Pero justo cuando la ola alcanza su punto culminante y se estrella contra la costa, algo mágico sucede, se transforma, incorporando la energía Yin. En ese instante fugaz, la ola refleja la dualidad del universo, manifestando su armonía en el choque entre dos energías complementarias.
Aunque este año habrá una energía muy fuerte de empoderamiento en el que las mujeres tendremos un deseo de actuar, de llevar a cabo nuestras metas y deseos más profundos y de expandir nuestra parte Yang es importante mantener un balance y seguir nutriendo a nuestra parte Yin. El Yin se relaciona con la pasividad, la receptividad y la capacidad de permitir que las cosas sucedan a su propio tiempo y ritmo, así como tomar tiempos de descanso, mirar hacia adentro y encontrar la serenidad en medio del caos, seguir tu intuición, expresar tu sentir, cuidar tu mente, cuerpo y espíritu.
Esta energía emergente nos entrega un mensaje profundamente significativo: no existe un único sendero correcto, ni una sola forma de vivir; sino múltiples posibilidades. En nuestras manos reside el poder de reinventarnos a nosotros mismos y dar forma a nuestras vidas de nuevo.
En estos tiempos turbulentos, la comunidad surge como un amuleto sagrado, ofreciendo orientación, apoyo y un arraigo invaluable. En un mundo que va tan deprisa, con el crecimiento acelerado de la tecnología que nos conecta y desconecta a la vez, recuerda cultivar un espacio que te ofrezca refugio, calor y consuelo, ese nicho de conexiones en el que puedas compartir, sanar, amar y ser parte de algo más. Un concepto que va de la mano y que se hará presente este año es la colaboración, ¿qué puedes aportar al mundo y a la vida de los demás? ¿qué es lo más amoroso que puedes hacer por ti hoy, por el mundo y por la humanidad?
Muchas veces podemos colaborar haciendo pequeñas acciones, desde saludar al portero del edificio en el que vives, sonreírle a un extraño, estar abiert@ a nuevas ideas y ser aceptante con los otros. La colaboración es un acto de conectar, crear y crecer y es un recordatorio de que cuando nos apoyamos somos más fuertes y cuando reconocemos y valoramos a cada ser humano construimos un mundo lleno de significado. Al final del día todos dormimos bajo el mismo cielo siendo iluminados por la luz de la Luna y flotando en el Universo.
La relación entre el ciclo lunar y el solar es fundamental para comprender la cosmovisión china y su relación con el tiempo y el espacio. Los años chinos están marcados por el calendario lunisolar, reflejando así la conexión con nuestra propia naturaleza y el vínculo entre la humanidad y el universo. El calendario solar, o sea, el que estamos acostumbrados a usar diariamente, está asociado con la órbita de la Tierra alrededor del Sol, mientras que el calendario lunar está vinculado a las fases de la Luna. Según el ciclo lunar, el año del dragón arranca el 10 de febrero, aunque las festividades comenzaron antes, y la energía solar se manifestó desde el 4 de febrero.
Escrito por Maria Vega
Gráficos de Paula González