Aislarse del ruido
El verano suele ponerlo todo a todo volumen. El sol está alto, los días son ruidosos y nuestras emociones también pueden parecer a todo volumen.
Es el calor del verano, no sólo en el clima, sino en nuestros sistemas nerviosos. Como sabes, cuando estamos acalorados -emocional o físicamente- se nos agota la paciencia, se nos corta la mecha y es fácil entrar en una espiral. Los inconvenientes más pequeños pueden parecer enormes. Podemos quejarnos del trabajo, de los demás, de todo. La cuestión es que cuanto más nos quejamos, más fácil nos resulta quejarnos. Y, como dice el refrán, "la queja aleja".
Pero cuando nos sorprendemos a nosotros mismos quejándonos mucho, es una clara señal de que estamos perdidos en el ruido: algo no va bien.
Me doy cuenta de que cuando me desconecto de mí misma y de mi práctica, volver al centro puede parecer... aterrador. Ese punto medio, esa profunda sensación de estar centrado que no depende de nada ni de nadie, puede parecer una tierra incómoda y lejana. Sin embargo, lo anhelo. Anhelo ese espacio tranquilo entre pensamientos donde puedo simplemente ser. Donde pueda quedarme y permanecer, sincorrer hacia la siguiente tarea, pensamiento o distracción. No sentir la necesidad de llenar cada hueco, cada momento, con cosas, personas, planes o ruido. Sólo espacio. Silencio.
Pero llegar hasta allí no siempre resulta fácil. ¿Por qué? Porque a veces ni siquiera nos damos cuenta de que nos hemos desviado. Vamos a toda velocidad por la autopista equivocada, desconectados, sobrecargados. Y nos acostumbramos a sentirnos bloqueados, desconectados, tensos. Llevamos los bloqueos pegados al pecho, agarrados con tanta fuerza, que olvidamos el camino de vuelta. De vuelta a nuestro estado natural de conexión, facilidad, creatividad y alineación.
Ya conoces los principales bloqueadores: El miedo. El estrés. La confusión. La falta de confianza. La culpa. Preocupación. Vergüenza. Falta de perdón. Celos. Cotilleos. Agobio. Mentir. Respiración superficial. Resentimiento. Control. Juicio. Aislamiento. Duda de sí mismo. La comparación. Búsqueda de la perfección. El trauma. La ira. El caos. El odio. Abuso de sustancias. Rigidez. Egocentrismo. Multitarea.
El otro día estaba viendo una entrevista con el actor Mandy Patinkin, y repitió una frase de su personaje en La princesa prometida que se me quedó grabada:
"Es muy extraño. Llevo tanto tiempo en el negocio de la venganza que, ahora que se ha acabado, no sé qué hacer con el resto de mi vida."
Esa frase me impactó. Me hizo pensar en cuánto espacio pueden ocupar en nuestras vidas emociones como la ira, la culpa, la actitud defensiva e incluso el estrés.
Entonces, ¿qué pasa cuando los dejamos? ¿Qué nos queda?
Vacío puro. Conciencia pura. Una invitación a empezar a vivir desde el corazón, a volver a la suavidad, la compasión y la paz. Por Ahimsa. Ahimsa significa no violencia.
Es la valiente decisión de afrontar la vida con compasión, incluso cuando la dureza parece más fácil. Se trata de elegir la bondad y la paciencia incluso cuando hacerlo nos parece extremo. Es liberarse de las formas sutiles de violencia que llevamos dentro: el autojuicio, los pensamientos duros, la reactividad, la comparación y el control. Es el acto radical de elegir no luchar contra nosotros mismos ni contra los demás.
Así que pregúntese:
¿Qué he estado cargando durante tanto tiempo que ya no sé quién soy sin ello?
¿Qué sentiría si lo dejara, aunque sólo fuera por un momento?
¿Qué es posible cuando vuelvo al centro, no como una meta, sino como un lugar de descanso?
Ahora, pásalo a la ACCIÓN:
Este mes, el Enfoque del Mes de Julio de Jivamukti nos invita a practicar Ahimsa con simplicidad e intención: elige una palabra cada día de la familia de Ahimsa: amable, compasivo, generoso, bueno, afectuoso, amable, caritativo, considerado, cordial, cortés, amistoso, gentil, gracioso, humano, bondadoso, amoroso, atento, simpático, considerado, tolerante, y emparéjala con el verbo Ser.
Sé amable. Sé compasivo. Sé generoso.
"A medida que practicamos esto, podemos notar cambios sutiles en nuestras interacciones, en las quelas circunstancias negativas empiezan a cambiar positivamente porque hemos elegido centrarnos conscientemente en dotar a nuestras palabras de significado y poder. Puede que nos demos cuenta de que somos los primeros beneficiarios de la práctica de no dañar. Qué maravilloso resultado de trabajar para elevar a los demás: nos elevamos a nosotros mismos".
Esto es lo que significa vivir desde el corazón. Elegir la bondad, el amor y la paciencia, incluso cuando se siente extremo hacerlo. Incluso cuando parece demasiado. Especialmente entonces.