A simple vista, el yoga y el pilates pueden ser parecidos: ambos fortalecen, equilibran y trabajan la conciencia corporal. Pero más allá de la esterilla, cada disciplina tiene una historia, una intención y una manera única de transformar tanto el cuerpo como la mente.

Vivimos rodeados de estímulos: notificaciones, pendientes, conversaciones, comparaciones.

El yoga no es solo una secuencia de posturas. Es una forma de volver a ti. De reconectar con lo esencial a través del cuerpo, la respiración y la conciencia.

En la tradición del yoga, Ahimsa es el primer paso hacia una vida consciente. El término procede del sánscrito y significa literalmente "no dañar" o "no violencia". Pero reducirlo a eso sería quedarse en la superficie.

Al igual que en la vida, si sólo te centras en controlar los cimientos -si te obsesionas con si las cosas están perfectas abajo- nunca te elevarás.

La verdadera libertad, la felicidad y la magia ocurren cuando te arriesgas a despegar y sentir tu camino hacia el equilibrio. Y ese tipo de equilibrio no puede darse cuando la mente está acelerada.

En esencia, Jivamukti Yoga es yoga con alma. No se trata solo de esculpir el cuerpo o dominar una postura, sino de crear un espacio para la transformación a todos los niveles.

Lo bonito del yoga es que hay un estilo para cada estado de ánimo, cada cuerpo y cada intención.

Muchos de nosotros equiparamos la libertad con una apertura sin fin: maletas de viaje siempre preparadas, calendarios sueltos, ningún límite en torno a dónde nos puede llevar el día. Por el contrario, el enraizamiento suele tener fama de limitación: estructura, normas, disciplina, "vida real". Pero quizá lo hayamos malinterpretado. La conexión a tierra no es una jaula. Es una base.

El verano hace que todo suba de intensidad. El sol está en lo alto, los días son ruidosos y nuestras emociones también pueden parecer a todo volumen.

El verano comenzó oficialmente en el hemisferio norte el 21 de junio. Pero, ¿te sientes ligero de pies? ¿Te sientes abierto de corazón y expansivo?

Porque no lo soy.

Subrayo EN porque la mayoría de las veces somos del mundo. Lo que ocurre fuera nos posee y nos consume. Tenemos la ilusión de que el poder es consumir el mundo al alcance de la mano con un doble clic en nuestra Apple Wallet, pero en realidad nos consume a nosotros. Nuestra energía nos entra por los ojos, los oídos y las papilas gustativas cada segundo.

¿YOGA EN LA BAÑERA? SÍ, EXISTE - RELAJARSE POR LA NOCHE

Existe una forma extraordinaria, sin alcohol ni drogas, de calmar el cuerpo y la mente después de un día agitado, y es la siguiente: tres sencillos estiramientos de yoga + un baño caliente.

El estrés, el calor y el sudor en Nueva York en verano son algo real, sobre todo cuando las olas de calor son cada vez más frecuentes y el calor parece más real que nunca. Pero no te preocupes, en realidad existe una técnica de respiración llamada sitali que enfría el cuerpo. Aprende a respirar y a vencer el calor.

Un héroe no es el que vuela y pasa inmediatamente a la acción por impulso. Los héroes no vuelan, se sientan. Se sientan con las cosas, profundizan en ellas y tienen un fuerte anhelo de descubrir la verdad subyacente bajo ellas.

Una gran obra musical no tiene otro propósito externo que ser ella misma. Pero si te lo permites, si te sumerges lo suficiente, lo experimentarás. A través de la música, entramos en el presente. Es un presente expandido. En este momento, nos liberamos en la realidad, en el eterno ahora donde el pasado y el futuro pierden su importancia.

La primavera marca el final del invierno y abre la oportunidad de un ciclo de renacimiento y renovación. En el ámbito espiritual, este renacimiento se interpreta como una oportunidad para dejar atrás viejas formas de ser y abrirnos a nuevas posibilidades de crecimiento y transformación. Al igual que las flores emergen de la tierra, nosotros también tenemos la oportunidad de crecer y evolucionar en distintos ámbitos de nuestra vida.

A menudo se nos dice que la comunicación constituye el pilar fundamental de las relaciones humanas. Sin embargo, antes de poder establecer una comunicación eficaz con los demás, debemos cultivar un diálogo interno con nosotros mismos. En el mundo acelerado en el que vivimos, es habitual despertarse y sumergirse de inmediato en las rutinas diarias, sin tomarse el tiempo necesario para preguntarnos sinceramente en qué punto se encuentra nuestra mente.

En estos tiempos turbulentos, la comunidad emerge como un amuleto sagrado que ofrece orientación, apoyo y un arraigo inestimable. En un mundo que se mueve tan rápido, con el crecimiento acelerado de la tecnología que nos conecta y desconecta al mismo tiempo, recuerda cultivar un espacio que te ofrezca refugio, calidez y confort, ese nicho de conexiones donde compartir, sanar, amar y formar parte de algo más.

Hemos olvidado cómo soltarnos de verdad, o al menos yo lo he hecho. Perdernos en el momento. Dejar que todo ese peso agobiante que arrastramos con nosotros desde el momento en que abrimos los ojos hasta que los volvemos a cerrar, caiga a un lado. DIVERSIÓN. ¿Dónde está? Nos la estamos perdiendo.

La mayoría de nosotros hemos caído en el patrón habitual de cerrarnos, retraernos y vivir en un modo de lucha o huida con miedo a que nos hagan daño. Caminamos encorvados, perdidos en nuestras cabezas, cargados con nuestras bolsas, mientras seguimos encerrándonos y cerrándonos en nosotros mismos. Al contraer mecánica e inconscientemente nuestra parte delantera del cuerpo día tras día, el músculo psoas también se endurece..